Cuando los virus llegaron a la pantalla grande

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A lo largo de la historia del cine, las epidemias de distintas enfermedades han “contagiado” las historias de la pantalla grande, con diferentes niveles de estragos sociales e incluso visiones apocalípticas.

De acuerdo con Juan Manuel González Fernández, director de la Licenciatura en Producción Cinematográfica Digital de la Universidad de Monterrey, en muchos casos las epidemias cinematográficas también pueden ser leídas como metáforas sociales.

“Las epidemias en el cine se pueden ver como metáforas sociales (…); es una representación de lo que, como humanidad, deseamos, tememos, buscamos, y, en el caso de las epidemias, nos plantea un escenario sobre cómo podemos enfrentar una situación como esa, que nos genera un miedo”, explicó.

Es por eso que, sobre todo en las películas en las que se vence al virus, especificó González Fernández, se habla sobre una nueva esperanza, un renacimiento, aunque las epidemias en la realidad no tienen un final específico.

“Las películas de epidemias se han clasificado como películas de desastre, porque en muchos casos se han visto como apocalípticas, se han interpretado como historias que nos hablan de un posible fin de la humanidad; otras son más realistas, pero en todas las películas, las epidemias aparecen como una amenaza para la subsistencia del ser humano”, estableció.  

LA LITERATURA, EL BIOTERRORISMO Y LO FANTÁSTICO

Muchas de las historias fílmicas tienen un origen literario, como es el caso de La máscara de la muerte roja, de Edgar Allan Poe, escrito en 1842, y que ha sido llevado a la pantalla múltiples veces, tanto en formato de cortometraje como de largometraje, explicó el profesor de la UDEM.

En este cuento, el príncipe Próspero se encierra con su corte de mil nobles para refugiarse a puerta sellada en la abadía, a esperar a que pase la epidemia de la “muerte roja”, sin embargo, irónicamente la muerte los alcanza en su encierro.

El cuento de Poe inspiró diferentes cintas, entre ellas, La peste en Florencia, dirigida por Otto Rippert y escrita por Fritz Lang, que se filmó en Alemania en 1919; en 1964, el famoso director de películas serie B, Roger Corman, la llevó a la pantalla con el mismo nombre del cuento, protagonizada por el icónico actor de películas de terror de bajo presupuesto, Vincent Price; en 1989, incluso hubo dos versiones con el mismo nombre, una de Alan Birkinshaw y otra dirigida por Larry Brand.

También con origen literario, destaca una de las cintas más famosas: La amenaza de Andrómeda, que narra la amenaza de un virus venido del espacio, con guion basado en la novela de Michael Crichton (quien también escribió Parque Jurásico) y dirigida por Robert Wise, a quien se recuerda por los musicales La novicia rebelde y Amor sin barreras.

González Fernández destacó que las epidemias también han aparecido en otras formas en la historia del cine, por ejemplo, como biografías de famosos investigadores, como fueron los casos de La historia de Louis Pasteur, en 1935, dirigida por William Dieterle, quien también dirigió La bala mágica del Dr. Ehrlich, sobre una epidemia de sífilis; y en Francia se produjo, en 1949, Doctor Laennec, dirigida por Maurice Cloche, y que se enfoca en la lucha contra la tuberculosis.

En 1995, Wolfgang Petersen llevó a la pantalla grande la posibilidad de una epidemia de un virus semejante al Ebola, pero más mortal, en la película Epidemia (Outbreak), protagonizada por Dustin Hoffman.

“La película es memorable por la escena en la que miles de partículas vuelan en un cine cuando uno de los asistentes estornuda; cuando la película se estrenó, esto incomodó a más de un espectador”, comentó.

Ya en 2011, Steven Sodergberg estrenó Contagio, que narra la historia de una epidemia muy similar a la que se presentó en 2009 con el virus H1N1 y sobre cómo el orden social comienza a desmoronarse conforme se esparce el pánico; cuenta con un elenco multiestelar: Kate Winslet, Matt Damon, Jude Law y Gwyneth Paltrow, entre otros.

Otras películas internacionales han contado la historia de infecciones epidémicas, como Gamgi (Corea del sur, 2013); Virus (India, 2019); o Epidemic (Dinamarca, 1987) del afamado director Lars Von Trier, que relata cómo un guionista se sienta a escribir una película sobre una epidemia en una época de epidemia.

González Fernández señaló que algunas epidemias cinematográficas han tenido enfoques fantásticos y sobrenaturales, lo que tiene como consecuencia la transformación de los infectados en muertos vivientes o, incluso, en vampiros.

Algunas de las películas más famosas en esta tradición son La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero; 28 días después, de Danny Boyle; Guerra mundial Z, de Marc Foster; y Tren a Busan, de Yeon Sang Ho.

Un ejemplo parecido, pero que no aborda el tema de zombies, es Ceguera, el filme de Fernando Meireles, basado en la novela de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, donde los infectados pierden la vista.

El catedrático de la UDEM advirtió que, además, los virus en el cine se han manifestado como herramientas de bioterrorismo para amenazar a la sociedad, como en el caso de Infierno, dirigida por Ron Howard y basada en la novela de Dan Brown; o Misión Imposible II, de Brian De Palma.

HISTORIAS POCO FIDEDIGNAS Y PÁNICO SIN FUNDAMENTO

Sin embargo, una buena parte de la filmografía de contingencias sanitarias, en opinión de González Fernández, son “poco fidedignas y con graves imprecisiones científicas” y, en muchas ocasiones, se exaltan las respuestas colectivas de anarquía y de pánico sin fundamento.

Este tipo de conductas inadecuadas, continuó González Fernández, se plasman como respuesta a la afección de salud, “que pueden ir desde el miedo infundado, la resistencia a cumplir con las recomendaciones de salud, la discriminación de los infectados y el desorden social”.

“Si bien, algunas historias buscan apegarse a lo que pudiera ser la realidad de una pandemia, otras simplemente son un pretexto para entretener; son cosas que ocurren en las películas por necesidades dramáticas”, advirtió.

“Entonces, también es importante pensar en las películas como metáforas, ser muy críticos y ver el cine como lo que es: un medio de entretenimiento, en el que se narran historias que nos resultan apasionantes”, apuntó.

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