Ante el temor de un ataque ruso en la capital de Ucrania, miles de personas se resguardaron en las estaciones del Metro de Kiev, que quedaron hacinadas de personas.

Bajo tierra, en el Metro de Kiev, por momentos se sentían destellos de normalidad.

Las familias cenaron juntas. Los niños jugaban. Los adultos charlaban. Las personas llevaron bolsas para dormir o a sus perros o crucigramas, cualquier cosa para hacer más llevadera la espera y la larga noche que tenían por delante.

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