Padre de Octavio Ocaña acepta que su hijo iba armado y asegura que la policía lo mató
CIUDAD DE MÉXICO (apro). – Octavio Pérez, padre del difunto actor Octavio Ocaña, conocido por su personaje de “Benito Rivers” en la serie de televisión “Vecinos”, confirmó que su hijo sí iba armado el día que murió de un disparo en la cabeza, tras chocar su camioneta durante una persecución policiaca, en Cuautitlán Izcalli, Estado de México.
“Honestamente sí. También te lo tengo que decir, sí. Sí, lo acepto, el arma era de él”, dijo en entrevista con el periodista de espectáculos, Gustavo Adolfo Infante, para su canal de Youtube, al ser cuestionado sobre si el arma que traía Ocaña en la mano era de su hijo.
“Él nunca traía cartucho cortado. Prohibido. Él no tenía acceso”, aseguró, y culpó a los policías municipales de haberlo matado porque, afirmó, la bala entró por detrás de la cabeza de Ocaña y que “el tiro que le entró no era de ese calibre –de su arma–, era 9 milímetros”.
Pérez aseguró que los uniformados “la encontraron y se la pusieron ahí, como si fuera de un narco”.
Al ser cuestionado sobre la razón por la que su hijo estaba armado, el señor respondió: “Te lo dije, te estoy diciendo por qué. Por la inseguridad que vivimos y teníamos permiso para portar de parte de la Secretaría de la Defensa Nacional”.
Cuando le preguntó si Octavio Ocaña, de 22 años, también tenía permiso, el señor no respondió. Desvió la pregunta para reiterar que a su hijo lo mataron porque el calibre del disparo no era de su arma.
“Ahí hay un disparo de 9 milímetros que le entra desde afuera”, indicó, y comentó: “La policía ya aceptó, que él disparó”, comentó el señor e Infante también admitió que él disparó, pero no quedó claro a quién se referían.
“Mi hijo no se iba a disparar porque yo le enseñé a usar armas. Él no tenía por qué haber hecho eso. Era imposible”, sostuvo.
Justificó a su hijo por no parar la marcha, ya que él mismo le había recomendado que no lo hiciera, pues, de lo contrario, se lo iban a “chingar”.
Dijo que tiene un video que le dio “un amigo de la Guardia Nacional”, del C5, el mismo que se ha publicado en redes de la persecución, pero que no tiene sonido, aunque él tiene el video satelital, el que se grabó en la carretera federal y ya le iban disparando. “Así que, en su momento, lo presentaré”, indicó.
Aseguró que su hijo estaba vivo tras el choque y los policías “nada más se le quedaban viendo, graciositamente”. Por eso, amagó, “así graciositamente me voy a reír de ellos. Ahora viene la mía, Gustavo. Así te lo digo”.
— ¿Quién lo mató?
— La policía, es claro. La policía, no hay de otra.
“Eran 29. Ahí está el nombre del que venía al mando ahí, de esa persecución, y 29 y el idiota éste que venía al mando. Treinta. Y ya le iban disparando. ¿Cómo es posible si mi hijo no es delincuente?”, inquirió.
“¿Qué traía una camioneta ostentosa? Yo puedo comprar lo que yo quiera. Así de fácil. Soy libre, ¿no? A él le gustaba esa. ¿Qué traía la música a todo volumen? Pues también somos alegres, tenemos que cantar, llorar y todo. Es que es imposible… Ah no, que cómo no lo van a confundir con un narco porque no se quiso parar. Prohibido que se parara, yo le decía ‘mijo, no te pares porque esos te van a chingar’. Obviamente, qué bueno que me hizo caso, pero mira, llegó a lo que tenía que llegar. Ni modo”, indicó.
Señaló que no le cree a la fiscalía mexiquense, pues contó que un fiscal habló con su hija y primero le dijo que la prueba de alcohol salió negativa, igual que la prueba de Harrison –para saber si alguien accionó un arma de fuego–.
“¿Cómo se va a disparar? Y luego lo voltean y dice mi hija ‘ay, ¿qué crees? Siempre sí, salió con la prueba. Por eso me lo traje, querían abrir el cuerpo 4 o 5 veces. Mi hijo no es ningún experimento. Están bien pendejos. Mi hijo no tiene por qué ser experimento de nadie para que lo estén abriendo a cada rato. Por eso llegué por él y me lo traje para mi tierra. Y ya está bajo tierra, pero yo lo estoy viendo y me está viendo él.
“Aquí ya cerraron el caso, bien chingones. Están bien pendejos, así se los digo. No voy a parar hasta verlos a todos en la cárcel o no sé cómo le van a hacer”, apuntó.
Asimismo, Pérez rechazó que su hijo fumara marihuana y “no era un alcohólico que tomara dos días, porque tenía una responsabilidad” que era cuidar la empresa que él tiene en el Estado de México, pues él es responsable de la de Tabasco.
“Yo soy empresario, y él estaba en México cuidando mi empresa de allá y yo estoy en Tabasco recibiendo órdenes de él y así hablábamos diario”.
Hablaron antes del choque
El padre de Oacaña comentó que antes de su fallecimiento habían hablado por teléfono porque su hijo le pidió permiso para beber alcohol en una comida a la que iría a Villa del Carbón, Estado de México.
“Me pidió permiso, que él se iba a ir… Él siempre traía dos escoltas y, en ese momento tenía una comida en Villa del Carbón y se fue a Villa del Carbón, pero me dijo, me avisó: ‘apá, me puedo tomar una chela’ y le dije: ‘¿Te llevaste a los escoltas? Porque por allá está cabrón’. Fue lo que yo le dije y me dijo que se los dejó a su novia y él se adelantó con dos amigos míos. Y, en ese momento, pasó lo que pasó”, comentó.
Molesto por los comunicados y los peritajes de las autoridades mexiquenses, advirtió al entrevistador:
“¡Ya! No es justo esto que nos está pasando. Así que lo que me preguntes, Gustavo, sale sobrando. Pero eso sí, si me apoyan yo voy a estar con ustedes también. O están conmigo o están en mi contra. Nada más, porque esas cosas que dicen son puras especulaciones. Tu y yo, Gustavo, sabemos que las cosas no son así. Entonces, no andemos con cosas porque no somos delincuentes”, advirtió.
También denunció que, a su amigo, uno de los acompañantes de su hijo, “lo golpearon, le pegaron para que él se echara la culpa, que él le había disparado” a Octavio y hasta el lunes “lo soltaron”, a pesar de que, reconoció: “le metí abogado para que lo soltaran rápido”.
Siguió: “¡Imagínate esa cosa! Él va a ir conmigo, me va a acompañar porque es gente mía. ¿Me entiendes? ¿Cómo le va a disparar mi amigo a mi hijo? Es bien ilógico. Están bien jodidos de la cabeza, pinche gente, pero voy a llegar a lo último, con su ayuda o sin la ayuda de nadie, como padre, quiero que esto se aclare”.
La víspera, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México informó que Ocaña murió después de recibir un impacto de bala de manera accidental cuando chocó su camioneta, tras huir de policías de Cuautitlán, Izcalli, Estado de México, que lo perseguían.
Señaló que, según sus peritajes, el joven de 22 años conducía alcoholizado y había consumido marihuana.
La fiscalía informó que entrevistó a los dos hombres que viajaban con Ocaña. Quien iba en el asiento del copiloto declaró que habían consumido bebidas embriagantes, y cuando circulaban por calles de ese municipio, los policías municipales les marcaron el alto, pero el difunto decidió acelerar en lugar de detenerse.
Ahí comenzó la persecución que se extendió hasta la autopista Chamapa-Lechería. El declarante indicó que al ver que los policías iban tras la camioneta, Ocaña sacó de la guantera un arma de fuego que empuñó en la mano derecha, mientras conducía con la izquierda para seguir huyendo.
“Durante su huida, el conductor perdió el control, salió de la cinta asfáltica y se impactó sobre la parte delantera derecha. En ese momento y, a consecuencia de la dinámica de este percance, el conductor presumiblemente accionó el arma de fuego que portaba en su mano derecha”, señaló la fiscalía.
Antes del peritaje de la fiscalía, el padre de Ocaña declaró que a su hijo le plantaron la pistola y el alcohol e incluso había negado que su hijo portara un arma de fuego.
“No me pregunten de armas porque eso no existe, esas son cosas que le inventaron. ¡Claro que fue algo sembrado! Tenía quién lo cuidada y ellos son los que traen arma”, comentó a medios de comunicación.
También declaró que quienes acompañaban a Ocaña y fueron detenidos tras el accidente eran sus amigos “y estaban encargados de cuidarlo” y si no eran ellos, lo cuidaban otras personas. “Gente mía”, dijo el padre afuera del funeral.