Adiós al Profe Camilo Cantú Aguilar,el hombre que nació para ser policía

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Por Alejandro Salas.- Camilo Cantú Aguilar vio su primera luz el 19 de julio de 1942 en el municipio de General Bravo, Nuevo León.

Camilo fue un estudiante muy aplicado en la primaria y en la secundaria de Bravo, Nuevo León; eso lo sabemos la mayoría de quienes fuimos reporteros de la Nota Roja o Sección Policiaca en Monterrey. De hecho nos lo comentaba con un dejo de modestia, aunque disfrutaba que se supiera que desde sus orígenes de chamaco, fue hombre inteligente de la zona rural.

Gran parte de lo que a continuación relato fue directamente emitido desde su ronco pecho, con la aclaración de que no solo yo fui el afortunado de haber platicado con él infinidad de ocasiones, ya que a decir verdad, El Profe, como le decía casi todo mundo –por su profesión original- fue muy entrevistado por periodistas en un gran intervalo… desde los años 80 hasta aproximadamente principios del 2000.

Periódicos como El Diario de Monterrey, Milenio, El Norte, El Porvenir, El Sol, Extra, entre otros desplegaron entrevistas, semblanzas, noticias y anécdotas de El profe Camilo.

Digamos que su vida fue la Policía -ya que le dedicó más de 40 años al oficio- vivió centenas de anécdotas, algunas arriesgando su vida, otras con mucho tino, en la que demostró su olfato policiaco, unas más heroicas y hubo incluso hasta jocosas.

Ya sea en pláticas en su oficina, en eventos o en entrevistas banqueteras, El Profe tenía generalmente algo que informar, contar o rememorar.

Pero además, como era policía de calle –en sus inicios vigilaba parte de la zona comercial de la Zona Rosa de Monterrey- en algunas ocasiones fuimos testigos de sus acciones directas.

Pues bien, como dijimos, Camilo Cantú fue muy trucho en la escuela. Le gustaba mucho la historia, y el Civismo, y se destacaba en las demás asignaturas.

También fue bueno en el beisbol, que por la época de su juventud se juagaba mucho en General Bravo y gran parte de la zona rural del Estado.

En una ocasión llegó a jugar con su equipo bravense contra un equipo formado por militares, con quienes hizo amistad.

P`a pronto, Camilo, hijo de un notable policía de Bravo muy avezado en huellas de caballo y otras técnicas y vestigios del ámbito policiaco de aquella época, comenzó a tomar instrucción militar con sus amigos, avanzando en forma rápida en todas las enseñanzas recibidas.

Con el gusto que le había nacido por la milicia, aquel joven bravense le dijo a su madre que se quería enlistar en el Ejército Mexicano, pero su progenitora le decía que no, que tenía que estudiar algo y que luego “ya veremos”.

Años después Camilo acude a realizar su servicio militar, donde no solo le toco marchar, sino que al ser reconocido por algunos amigos militares y a sabiendas de que ya tenía conocimiento en esas lides, le pidieron que les apoyara en cuestiones de instrucción militar.

En ese momento insistió en su casa que quería meterse de lleno al Ejército, pero su madre le pidió que primero terminara su carrera de Maestro Normalista. Además, le decía, “no estamos en guerra, Camilo…”.

Camilo cumple con la promesa y se gradúa como profesor, destacando como uno de los mejores en su generación, por lo que es convocado a ser maestro rural.

Tiempo después de ser maestro rural, Camilo Cantú busca avanzar en el magisterio, por lo que pide una plaza de tiempo completo ya en alguna ciudad o cabecera municipal, pero el único ofrecimiento que recibe es una plaza en un pueblito del lejano estado de Chihuahua.
El maestro prefiere dejar pasar esa “oportunidad” y tras un examen de conciencia se presenta en la policía de su tierra natal, pidiendo que lo alisten como policía preventivo.

Sabía que al haber sido su padre un policía ejemplar ahí en Bravo su familia no podía oponerse a su deseo. “Además ya era yo profesor”, contó en su momento.

Y en efecto, nadie pudo evitar que en abril de 1965 Camilo se enfundara el uniforme policial, que luego llegó a ser hasta uniforme de gala, pues tras aquel episodio le esperaban más de cuatro décadas de preventivo, oficial de Tránsito y jefe de la Policía y la Vialidad en San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García, Monterrey, Monclova, Coahuila, Zamora Michoacán, Chihuahua, así como oficial mayor en el Municipio nicoalíta y directivo en Educación de Ciudad Guadalupe.
Luego de desempeñarse como policía en General Bravo, Camilo Cantú Aguilar se convierte en Policía estatal, siendo comisionado como elemento preventivo en la zona comercial del Centro de la Ciudad en las calles Padre Mier, Morelos, Hidalgo y sus alrededores, convirtiéndose en el azote de piñeros, ladronas, ladrones, estafadores, carteristas y criminales en general.

Por su instrucción académica, Camilo era muy bueno para las relaciones públicas, y por ello tuvo un buen entendimiento con los comerciantes, por una parte, y por otras, ejercía desde joven un liderazgo en la policía estatal que pronto fue notorio entre sus superiores, quienes paulatinamente fueron dándole más responsabilidades y gente a su cargo.

En un Nuevo León dominado entonces por el PRI, con jefes policiacos muy alineados con ese partido, El Profe no ocultaba su corazón azul panista, pero siempre con respeto a la pluralidad y sin discutir con nadie.

En 1974, cuando el Profe Camilo ya tiene algo de experiencia en la Policía, el ingeniero Luis J. Prieto gana por el Partido Acción Nacional (PAN) la alcaldía en San Nicolás, siendo la primera vez que perdía allí el PRI.

Entonces el primer edil de la entonces oposición de San Nicolás suma a Camilo Cantú Aguilar al servicio público y tres años después, al ganar la misma alcaldía el también panista Don Jesús Hinojosa Tijerina, quien era amigo del Profe, lo suma también a su equipo, como Oficial Mayor.

Antes de esto, Camilo Cantú Aguilar apoyó en aspectos de seguridad a gobernantes panistas de Monclova, Coahuila, así como de Chihuahua, como Don Luis Álvarez, a finales de los años 70 y principio de los 80.

Fue jefe de la Policía y Tránsito en San Pedro en dos ocasiones, durante las administraciones de Mauricio Fernández, 1989-1991 y 2009-2012. En San Nicolás de los Garza dirigió la policía en la segunda administración de don Chuy Hinojosa 1992-1994 y también en la de José Luis Hinojosa Moreno (hijo de Don Jesús) 1997-2000. En un intervalo, después del año 2000 regresó a la policía de China, Nuevo león, donde ya había colaborado.

*En una ocasión, allá por el año 1994 me tocó ver a Camilo Cantú Aguilar –enfundado en su traje policiaco, con hombreras e insignias- dialogando con un tipo que estaba atrincherado en un departamento de un edificio de un tercer piso en la colonia Unidad Laboral.

El reporte que teníamos era de que el tipo acababa de matar a su esposa, a su suegra y a un cuñado a balazos, y que estaba con una mujer también de su familia, a quien prácticamente tenía como rehén.

Previamente los policías que acudieron al reporte le habían pedido que se entregara, pues estaba copado, pero el criminal no les hizo caso.

El tipo dijo que solo se entregaría si llegaba Camilo Cantú Aguilar.

-Y qué paso, Profe, recuerdo le preguntamos un grupo de reporteros cerca de la escena del triple crimen.

-Pues le hablé bien, le hablé claro. Aquí estoy, ya no hagas nada; ando armado, traigo mi fusil, arroja tu arma y entrégate.

Y en efecto, El profe desarma al criminal y lo baja del edificio para entregárselo a unos policías que lo esposaron.

*UNA DE MAURICIO FERNANDEZ
En una ocasión debió haber sido entre el año 1990 y el 91 Llegué a su entonces oficina en la Policía de San Pedro Garza García. Quería yo alguna novedad sobre una bomba que había detonado cerca de la casa del entonces alcalde, su jefe Mauricio Garza, la cual había lesionado de gravedad a un niño que pasó por el sitio y manipuló el artefacto oculto en una caja.

El Profe me dijo que la investigación correspondía a la autoridad estatal, pero me dijo: “no te vayas, acompáñame a un recorrido. No lo vas a publicar, pero… eres de confianza y te puede servir…, cuando escribas tus anécdotas”.

Subí a la patrulla y se enfiló hacia la Sierra Madre sampetrina. Llegamos a la residencia de su jefe, Mauricio. Hizo señas a algunos policías vigías que estaban en puntos estratégicos alrededor de la mansión, luego entramos –a bordo del auto policial- a los amplios jardines y los patios, por caminos empedrados, pavimentados o con adoquín.
No se si fue mi impresión de estar ahí, en vivo, pero recuerdo que vi algunas nubes en el patio y los jardines de la casona de Mauricio.

“Al jefe no le gusta la presencia de policías en su casa; no le gusta que lo cuidemos así. Pero esta vez además de cuidarlo a él, cuidamos a su familia; por lo de la bomba…”.

Por aquellas fechas trascendió que Mauricio recibió varias amenazas de muerte.

Camilo Cantú Aguilar fue objeto de decenas de historias que se plasmaron en periódicos de su época, en radio y en televisión. Se le hicieron videos, audiovisuales y hasta un corrido le compusieron, pues tenía el mote de ser el real cazador de asesinos.

En varias ocasiones cuando le cuestionaron si era él muy valiente, su respuesta indistinta era que más que valentía, era un hombre que respetaba y hacía cumplir la ley.

Camilo Cantú Aguilar falleció el pasado 17 de octubre. QEPD, el hombre que nació para ser policía.

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