El Papa consagra Rusia y Ucrania a la Virgen pidiéndole el fin de la guerra insensata
Pastoral Siglo XXI.- Haciendo alusión a las noticias e imágenes de muerte que nos llegan desde Ucrania en medio de la atroz guerra y las bombas que destruyen las vidas de tantas personas indefensas, el Pontífice reiteró que ante estas «experiencias de miedo, impotencia y aflicción», necesitamos escuchar que nos digan “no temas”.
«Pero las seguridades humanas no son suficientes -añadió Francisco- resaltando que, en cambio, es necesaria la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que elimina el mal, desarma el rencor y devuelve la paz al corazón».
Para el Papa la situación es clara: «Nosotros solos no logramos resolver las contradicciones de la historia, y ni siquiera las de nuestro corazón. Necesitamos la fuerza sabia y apacible de Dios, que es el Espíritu Santo. Necesitamos el Espíritu de amor que disuelve el odio, apaga el rencor, extingue la avidez y nos despierta de la indiferencia».
Consagración de Rusia y Ucrania al Corazón de María
Y para que esto suceda Francisco expresó su deseo de dejarnos guiar de la mano de la Virgen a quien consagró el futuro de los dos países enfrentados:
“En unión con los obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a Ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre”.
Antes de finalizar, el Papa indicó que estas palabras «no son una fórmula mágica», sino un acto espiritual ya que es el gesto «de la plena confianza de los hijos que, en la tribulación de esta guerra cruel e insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre, depositando en su Corazón el miedo y el dolor, y entregándose totalmente a Ella».